En la historia de la humanidad la expresión oral y escrita ha tenido una aliada que le ha servido de conducto para bienaventuranzas y maldiciones: La Palabra.
Su mal empleo puede conllevar consecuencias destructivas y
separatistas; los engaños, las mentiras y las traiciones se gestan en mentes y
corazones oscuros y se transmiten en bocas y escrituras no menos tenebrosas.
Las palabras han desatado guerras, han erigido infiernos, han denigrado ideales
éticos y han construido generaciones con espíritus vacíos, dependientes y endebles.
Cierto es que las palabras tienen un poder que tanto pueden envilecer como así
brindar nobleza al ser humano. Porque existe la palabra sabia y esta le concede
un atributo que reviste a las expresiones de un material precioso: El Valor.
El poeta kazajo Ibrahim Kunanbayuli (1845-1904) más conocido
como “Abay” se destacó como traductor, escritor y filósofo; su labor en prosa
de mayor reconocimiento quizá sea precisamente “El Libro de las Palabras”, un
ensayo en donde de manera profunda y descarnada describe los pesares de su pueblo
en la recta final del siglo XIX y advierte apasionadamente al hombre kazajo
sobre los estímulos ficticios que dan como resultado un espíritu pobre, un
intelecto desinteresado y un corazón insensible. En una entrevista realizada
por Qazaqstan TV en 2019 y entre muchas otras cosas interesantes podemos ver a
un pequeño Dimash (desde un tierno material de archivo) dar el nombre de Abay
como un referente no solo de su pueblo sino además como figura inspiradora y
ejemplo para sus propios anhelos.
Aquí entonces la importancia de la obra del Akýn (poeta)
cobra un valor relevante y su extenso poema dividido en cuarenta y cinco
episodios llamados “palabras” se materializan en las reflexiones que el propio
Dimash expresa.
Retomemos la entrevista para ejemplificar.
En cierto momento se le plantea en la conversación las
bondades de las tres o cuatro octavas que posee su registro a lo que Dimash
tras una serie de insistencias responde que hay un porcentaje de dones
brindados por El Creador pero que la completa realización se logra con el
esfuerzo empleado en una gran cantidad de años de estudio, el compromiso con la
educación vocal y el constante ejercicio de sus técnicas.
En las “Palabras” de Abay el trabajo, la superación, el
empeño y el no conformismo son moneda corriente y enfatizadas en cada momento
que el texto se lo permitía. En el programa Dimash habla de su progreso como
figura artística y los niveles de reconocimiento a escala mundial que ya
cosechaba hasta ese momento y siempre lo hace desde la sorpresa, desde una
distancia siempre considerada hacia aquellos que lo valoran como tal y desde la
preocupación que le genera la responsabilidad de representar dignamente a su
tierra.
Abay critica duramente a los orgullosos que se jactan de sí
mismos y a los bravucones que “ni se arriesgan a salir de su pueblo” y cito
textualmente:
“el hombre que se pavonea frente a familiares y vecinos no
merecería ni un elogio de extraños”
La obra de Abay sin lugar a dudas ha tenido un impacto
significativo en la personalidad y el pensamiento que Dimash forjó con el paso
de los años, para una comprensión más aguda sería recomendable la lectura de
“El Libro de las Palabras”. Y es que cuando las palabras tienen valor (un
saludo afectivo, un pedido respetuoso, una declaración de amor) también gozan
de efectos que enaltecen la humanidad, clarifican la mente, enriquecen el espíritu
y conmueven el corazón.
Mis sinceros respetos al trabajo de Ibrahim Kunanbayuli, a
su memoria y a ese entusiasmo indomable que perpetuó mediante su escritura en
el alma del pueblo kazajo y en la figura de quien podría ser considerado el
heraldo de sus enseñanzas: Dimash Kudaibergen.
Excelente!!!
ResponderBorrarDIMASH, orgullo del mundo pensante.
ResponderBorrarBravo! 👏🇦🇷💓🇰🇿 FCA
ResponderBorrarCarlos, excelente resumen y explicación de la gran contribución de Abai en el consciente colectivo del pueblo Qazaq y que ahora a través de Dimash Qudaibergen ha sido conocido en distintos puntos geográficos... Bravo! 🇦🇷💓🇰🇿FCA
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