Seguí a Dimash

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miércoles, 13 de octubre de 2021

En la Búsqueda de un Nuevo Concepto (Primera parte) - Por Carlos Rivadeneira y Carmen Sandoval



 

¿Qué significa ser un “influencer”?

Una rápida investigación a través de Internet podría dar como resultado que tales personas son quienes poseen credibilidad y representación en las diferentes redes sociales, y como resultado de dichos criterios, entre cientos y millones de “seguidores” pueden tener acceso al contenido que propone cada celebridad, las cuales pueden pertenecer a esferas relacionadas a la política, el periodismo o las distintas ramas del arte. Claro que también encontramos a otros que de acuerdo a los conocimientos que engloban dentro de una materia específica, (supongamos, el cine) expresan sus ideas a manera de “comunicadores”. Lo cierto es que en cualquiera de los ejemplos mencionados existe una suerte de variables que pueden afectar de forma positiva o negativa a los espectadores, lectores, oyentes, admiradores, etc. de cada figura en cuestión y que esa relación entre emisor y receptor puede derivar en una influencia directa en la toma de decisiones y el comportamiento de un sector de la sociedad.

El poder que residía anteriormente en los grandes medios de comunicación ha encontrado en los micrófonos, los textos, las imágenes, los videos y las palabras de la generación actual nuevos exponentes que plantean formatos, perspectivas y puntos de vista que inundan las redes y transmiten un mensaje que puede ser bueno o… quizás no tanto.

Sin embargo... ¿Qué ocurre cuando una persona irrumpe en el medio y manifiesta una serie de características que parecían olvidadas? De hecho, ¿cómo podríamos definir a la “influencia” que genera esa misma persona al retrotraer valores y costumbres que exaltan la condición más lúcida del espíritu humano y se prolonga como un reflejo a otros alrededor del mundo?

¿Que definición se ajustaría a lo que provocó Dimash en quienes lo admiran?

 

 

La sugerencia de esta columna nace de una inquietud que, Carmen Sandoval desde Chile, me plantea de la siguiente manera:

“Si tenemos influencers que mediante su propuesta y popularidad llegan a un gran número de seguidores y producen diversos resultados, ¿existe la posibilidad de referirnos a Dimash en un término similar? O en todo caso, ¿se podría crear uno nuevo que simbolice su actividad?

Ante todo, conviene hacer una aclaración, no es intención de Carmen ni mía el comparar a Dimash con un influencer sino ilustrar, en base a ciertos paralelismos y diferencias, un concepto que se aproxime a su naturaleza y acciones.

Entonces, veamos...

 

 

Un Nuevo Mundo

 

Partamos de una afirmación propia: el mundo como lo conocíamos ya no existe.

Aquello que marcaba el ritmo de los intereses y la idiosincrasia para quienes hemos superado la barrera de los cuarenta, sencillamente ha desaparecido. 

El ingenio, el intelecto y la maduración se desarrollaban con pasatiempos bien diferentes de los establecidos en la actualidad. No había celulares, Internet estaba en pañales, las consolas de videojuegos eran costosas e infrecuentes, como también eran escasas las computadoras de escritorio y reservadas al ámbito laboral, no al hogareño. La televisión por cable y las primeras video caseteras eran otro lujo extra, las comunicaciones se limitaban a llamadas a través de un teléfono fijo, (considerado por muchos, hoy en día, como un aparato obsoleto) o en su defecto y de acuerdo a las distancias, mediante cartas escritas a puño y letra.

No podíamos relacionarnos en redes sociales que aun no se habían creado.

Los canales para el entretenimiento masivo eran propiedad de las emisoras locales porque faltaban muchos años para que apareciese un servicio de streaming que se llamaría Youtube, la música sonaba en un radio grabador o en un toca disco y no en Spotify, las fotos se alojaban en un álbum con folios transparentes o en una caja de zapatos, y no en Instagram ni en Facebook.

No Like. No Kwai. No Tik Tok.

Para los niños y preadolescentes esto parece ciencia ficción, pero no lo fue…

Lo cierto es que las emociones, sus derivados y la interacción con nuestro entorno (amigos, familiares, seres queridos, etc.) se transmitían en persona. Las limitaciones de aquel momento proponían en los distintos niveles de la cotidianeidad activar mecánicas que nos aproximaran para relacionarnos.

Asimismo, el arte desarrollaba sus talentos mediante atributos que acercasen, en un mismo sentido y con argumentos similares, a sus intérpretes y el público.

Por ejemplo, en muchos cantantes de la época hubo una imperiosa necesidad artística de brindarlo todo de sí en cada presentación porque:

1- Los estándares de calidad eran tan elevados en los diversos géneros musicales que precisaban diferenciarse del resto y resaltar su estilo.

2- Expresaban con sus voces un sello distintivo para que el oyente lograse de inmediato identificarlos y conectar con su música (digamos que al escuchar a Camilo Sesto o a Tom Jones, por citar algunos casos, no quedaban dudas de quien se trataba).

3- A esa variación de matices vocales distintivos le sumaban una excelente calidad interpretativa para transmitir la sensibilidad de aquello que nos estaban contando, enmarcada en composiciones que utilizaban recursos de una paleta musical elaborada.

4- Los conciertos en vivo tenían un valor importantísimo porque era una forma efectiva y directa de fortalecer los lazos con los admiradores, recibir el amor de esa multitud y retribuirles con un show a la altura de las expectativas que generaban una larga espera por una gira internacional, ya que en ese entonces no se podían ver sus recitales en ningún portal, ni descargar ese registro en vivo y en formato mp3.

¿Podríamos hacer una correlación entre Dimash y lo que acaban de leer?

Si.

En su persona cohabitan una combinación de posibilidades pertenecientes al pasado y al presente que, en parte, conformarían esa influencia que se origina en el criterio de cada nuevo Dear. Al emplear de manera refinada esos elementos que caracterizaron a las grandes voces de ese periodo musical genera una conexión emocional que nos traslada a una época en donde la música y el canto exponían cualidades prominentes.

1- A pesar de que no necesita diferenciarse (el panorama de la música actual es un tanto… mediocre) se esfuerza de forma constante para que su estilo sobresalga.

2- En un medio en donde muchas voces suenan casi idénticas a otras y no plantean originalidad, no hay ninguna manera de confundir su voz con la de otro cantante.

3- Su nivel interpretativo expresa infinidad de emociones que invitan al espectador a un paseo emotivo por canciones que varían en formas y desafíos admirables en el terreno de la composición.

Y llegamos en un punto de interés

4- A pesar de que dispone de una enorme cantidad de medios de divulgación para promover su obra, cada concierto es una experiencia sensorial en extremo a causa del despliegue incondicional que ofrece a su auditorio generando una comunión recíproca de sensaciones.

Una declaración de amor entre intérprete y espectador.

 

Dimash, en su integridad artística, recrea la excelencia del pasado en un presente que agradece sus propósitos y celebra su aparición en un tiempo en que el espectáculo se vale, casi con exclusividad, de herramientas que poco tienen que ver con la evolución del arte. 

 

Antes de pasar a una segunda cuestión, puntualizo una diferencia: no intento comparar la extraordinaria voz de Dimash a la de otros magníficos cantantes del pasado; en lo personal resultaría innecesario, artificial y excedería los límites de esta columna. Sólo acentúo que él utiliza y realza elementos que otras leyendas del canto aplicaron con maestría.

 

 

Las Apariencias (no) Engañan

 

Si decimos que Dimash nos aproxima a facetas de la música que han caído en desuso, para generar una nueva forma de influencia, sería necesario además explicar de qué manera se diferencia su exposición con respecto al resto de los artistas y cuán importante es… su imagen.

La belleza siempre ha formado parte del mundo del espectáculo.

Los hombres y mujeres agraciadas de la historia ocuparon el imaginario colectivo de generaciones enteras, de manera tal que muchas figuras trascendieron las barreras del tiempo para perpetuar su imagen entre los modelos arquetípicos de hermosura y sex appeal.

¿Es este atributo un agraviante que desmerece al talento?      

¡No! En lo absoluto. Las capacidades no están desapegadas de lo hermoso.

No tienen por qué estarlo.                                                   

En cualquier encuentro aleatorio frente a frente, el ariete de cualquier ser humano es su aspecto físico porque sin decir ni una palabra puede crear reacciones visibles que van desde lo químico hasta lo intelectual en quien lo observa, y ésta gracia se traslada a niveles ampliados cuando el propósito es nada menos que incentivar a la opinión pública.

Y que una persona tenga la posibilidad de vivir de su imagen es tan comprensible y lícito como los dividendos que genera en base a ese atractivo.

Ahora bien, si esa predisposición está relacionada sólo al modelaje tiene fundamentos consistentes: una preciosa modelo sonríe y presenta un producto de alto impacto. Simple

¿Pero que sucede con la actuación, la música y el entretenimiento televisivo?

El talento debería prevalecer, o cuando menos, asemejar a la belleza expuesta porque de lo contrario se disimularía en un envase impactante la pobreza de contenido, de cualidades ya sean artísticas o humanas.

Y aquí Dimash se diferencia por amplio margen...

 

No es incongruente asegurar que Dimash posee una constitución favorecida, y si no tuviese la altura, la elegancia, el cuerpo bien proporcionado y el rostro armónico que lo definen no tendría una misma llegada al público, la cual (y de acuerdo a lo detallado con anterioridad) es una legítima virtud puesta en función del espectáculo.

Lo absolutamente ridículo es creer que Dimash ES SÓLO ESO.

Una afirmación inconsistente y ante todo grosera circula en torno a un sector de las Dears y la definiré mediante eufemismos. Dice algo así como que: “Las Dears no son más que un puñado de señoras adultas que experimentan ardores a causa de un joven cantante”.

Inconsistente porque, suponer que esos “ardores” son un monopolio exclusivo de las edades mayores, constituye un error. Cualquier mujer joven puede sentir lo mismo por su objeto de deseo, no hace falta llegar a una edad determinada para experimentarlo. Una persona que opine en esos términos, además de ofensiva, se somete a creer que todos los procesos de reacción frente a una figura influyente son exactos e iguales a la normativa mediática.

Y eso es porque desconocen que hay algo más…

 

En cierto momento hubo un cambio que la comunidad Dear percibió con una leve preocupación, esa percepción luego se materializó para mutar en un sentimiento melancólico: Dimash delegaba el manejo de sus redes sociales a un tercero y en los acostumbrados posteos de sus fotos cesaban las publicaciones caracterizadas por su calidez…

Que sus admiradores presintieran que detrás de esas fotos no se encontraban el acercamiento y el carisma de Dimash, es un detalle... ¡asombroso! Y créanme que la magnitud de ese hecho cobró en mí una dimensión absoluta al momento de desarrollar las ideas para este texto. Por conocer y formar parte de otros fandom me arriesgo a decir que se trata de una situación extraordinaria y cuasi única que se hizo palpable en el sentimiento y la inquietud Dear, pero que nació de las sinceras intenciones de Dimash.

Lo que logra él es un tipo de influencia superlativa que trasgrede las restricciones de tendencias preconcebidas, (posteo una foto, incito tu imaginación y aguardo tus “me gusta”) porque el propio artista se encarga de crear un vínculo inherente entre su imagen y su identidad representativa para después transportarla a la sensibilidad del admirador, de manera natural y espontánea.

Y si preguntan mi opinión, es una cuestión fabulosa.

 

Se dice que una imagen vale más que mil palabras, ¿pero que podría decirse de una que provoca la necesidad de saber que, del otro lado, la esencia afectuosa del protagonista, se encuentra latente?  

 

Nos aproximamos al final de la primera parte de esta “búsqueda”, pero antes me permito un paréntesis para hablar con franqueza entre adultos.

Lo que destaco en la sección de las “apariencias” no es en desmérito de que Dimash resulte lindo, atractivo, sugerente o irresistible y despierte sensaciones a diferentes niveles de entusiasmo en su público, lo cual no tiene nada de malo. Como así tampoco que forme parte de fantasías románticas, de contextos de ensueño o de terrenos más íntimos. Todo queda a cargo de vuestra imaginación.  

Y es absolutamente normal.

En una próxima entrega intentaremos aproximarnos a esa definición que se ajuste a lo que produce Dimash y para ello analizaremos:

a) La línea de pensamiento de Dimash, su estructura y la prolongación de sus ideales como vehículo de influencia dentro del ánimo en las redes sociales

b) La proliferación de tendencias “influencer” dentro de la propia comunidad Dear (y si es que pueden ser así consideradas) y el protagonismo de Dimash y su naturaleza aplicada en dichas tendencias.

 

Gracias a Carmen por confiarme este proyecto y por supuesto a ustedes por leernos.

Los esperamos en la conclusión de “En la Búsqueda de un Nuevo concepto”.

¡Saludos Dears!